"Aprendamos de Jesús" Lunes 22 junio | Escuela Sabática

No hay mejor ejemplo para seguir, ni más inspirador, que Jesucristo. Él conocía las Escrituras, y estuvo dispuesto a seguir la Palabra escrita de Dios y cumplirla.

Lee Lucas 4:4, 8 y 10 al 12. ¿Cómo utiliza Jesús las Escrituras para contra-rrestar las tentaciones de Satanás? ¿Qué nos dice esto sobre cuán medular debe ser la Biblia para nuestra fe, especialmente en momentos de tentación?



Jesús conocía bien las Escrituras. Estaba tan íntimamente familiarizado con la Palabra de Dios que podía citarla de memoria. Esta familiaridad con la Palabra escrita de Dios debió haber sido el resultado de un valioso tiempo de calidad con Dios al estudiar las Escrituras.
Si no hubiera sabido las palabras exactas de las Escrituras y el contexto en el que aparecen, podría haber sido engañado fácilmente por el diablo. El mismo diablo citó las Escrituras y las utilizó para sus propósitos engañosos. Por lo tanto, el solo hecho de citar las Escrituras, como lo hizo el diablo, no es suficiente. También es necesario saber qué más tiene que decir la Escri-tura sobre un tema y saber su significado correcto. Solo esa familiaridad con la Palabra de Dios nos ayudará, como Jesús, a no ser engañados por el adversario de Dios, sino a resistir los ataques de Satanás. Vez tras vez leemos que Jesús abría la mente de sus seguidores para entender la Escri-tura al remitirlos a lo que “está escrito” (Luc. 24:45, 46; Mat. 11:10; Juan 6:45; y otros). Daba por sentado que quienes leen las Escrituras pueden llegar a comprender correctamente su significado: “¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?” (Luc. 10:26). Para Jesús, lo que está escrito en la Biblia es la norma por la que debemos vivir.
En Juan 7:38, Jesús, el Verbo de Dios hecho carne, les señaló a sus segui-dores lo que dice la Escritura. Solo mediante la Biblia sabemos que Jesús es el Mesías prometido. Son las Escrituras las que dan testimonio de él (Juan 5:39). Jesús mismo estuvo dispuesto a cumplir con las Escrituras, la Palabra de Dios puesta por escrito. Si él estuvo dispuesto a hacerlo, ¿qué nos dice esto sobre lo que deberíamos hacer nosotros también?

■ ¿Cuál ha sido tu experiencia al utilizar las Escrituras en tu lucha contra la tentación? Es decir, cuando te viste tentado, ¿comenzaste a leer la Biblia o a citar las Escritu-ras? ¿Qué sucedió como resultado y qué aprendiste de esa experiencia?



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