"Creciendo por medio de la generosidad" Martes 30 junio | Escuela Sabática
En nuestra vida cristiana, si la gracia de Dios que fluye en nuestra vida no fluye hacia los demás, nos quedaremos estancados y casi sin vida, como el Mar Muerto. Como cristianos, no es así como debemos vivir.
Lee Juan 7:37 y 38 y Lucas 6:38. En contraste con la experiencia del Mar Muerto, cuando los creyentes reciben las refrescantes corrientes de agua viva de Cristo, ¿cuál es el resultado natural?
“Dios podría haber alcanzado su objetivo de salvar a los pecadores sin nuestra ayuda; pero, para que podamos desarrollar un carácter como el de Cristo, debemos participar en su obra. Con el fin de entrar en su gozo –el gozo de ver almas redimidas por su sacrificio–, debemos participar de sus labores en favor de su redención” (DTG 116).
“Los que quieren ser más que vencedores deben salir de su encierro en sí mismos, y lo único que realizará esta gran obra es interesarse intensamente por la salvación de otros” (FEC 230).
Crecemos a medida que compartimos con otros lo que Cristo ha hecho en nuestra propia vida. Teniendo en cuenta todo lo que se nos ha dado en Cristo, ¿qué, sino solo el egoísmo más abyecto, podría evitar que compartamos con los demás lo que nos han dado? Mientras tanto, si no compartimos nuestra fe, nuestra vida espiritual se volverá tan estancada como el Mar Muerto.
■ ¿Cuáles han sido tus propias experiencias al testificar a otros, orar con otros y ministrar a las necesidades de los demás? ¿Cómo han impactado estas experiencias en tu propia fe y en tu caminar con el Señor?