"El Principio Día por Año" Lunes 08 junio | Escuela Sabática

Una de las claves interpretativas del historicismo es el principio de día por año. Muchos eruditos, a lo largo de los siglos, aplicaron este principio a las profecías de tiempo de Daniel y Apocalipsis. Ellos extrajeron el principio de varios textos clave y del contexto inmediato de las profecías mismas.

Lee Números 14:34 y Ezequiel 4:6. ¿Cómo enuncia Dios el principio de día por año en estos versículos específicos?



En estos pasajes, podemos ver muy claramente la idea del principio de día por año. Pero ¿cómo justificamos el uso de este principio con algunas de las profecías de tiempo, como en Daniel 7:25 y Daniel 8:14, así como en Apocalipsis 11:2 y 3; 12:6 y 14; y 13:5?
Otros tres elementos respaldan el principio de día por año en estas profecías de Daniel y Apocalipsis: el uso de símbolos, los largos espacios de tiempo y algunas expresiones peculiares.
En primer lugar, la naturaleza simbólica de las bestias y los cuernos que representan reinos sugiere que las expresiones temporales también deben interpretarse como simbólicas. Las bestias y los cuernos no deben tomarse literalmente. Son símbolos de otra cosa. Por lo tanto, debido a que el resto de la profecía es simbólica, no literal, ¿por qué deberíamos tomar como literales solo las profecías de tiempo? La respuesta es, por supuesto, que no deberíamos.
En segundo lugar, muchos de los acontecimientos y los reinos represen-tados en las profecías cubren un lapso de muchos siglos, lo que sería impo-sible si las profecías de tiempo que los representan se tomaran literalmente. Una vez que se aplica el principio de día por año, el tiempo se ajusta a los acontecimientos de una manera notablemente precisa.
Finalmente, las expresiones peculiares utilizadas para designar estos pe-ríodos sugieren una interpretación simbólica. En otras palabras, las formas en que el tiempo se expresa en estas profecías (p. ej., “dos mil trescientas tardes y mañanas”, de Dan. 8:14) no son las formas normales de expresar el tiempo, lo que indica que los períodos que se muestran deben tomarse en forma simbólica, no literal.

■ Observa la profecía de las 70 semanas de Daniel 9:24 al 27. Leemos que “desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe” (Dan. 9:25), habrá literalmente 69 semanas, o solo un año, 4 meses y una semana. Si esta profecía se la interpretara literalmente, no tendría sentido, ¿verdad? Sin embargo, ¿qué sucede cuando aplicamos el principio bíblico de día por año, y las 70 semanas se convierten en 490 años?



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