"La Palabra Viva de Dios y el Espíritu Santo" Domingo 21 junio | Escuela Sabática

Estudiar la Palabra de Dios cuidadosamente y con el método apropiado es muy importante. Pero también es importante, y quizás incluso más, que pongamos en práctica lo que aprendimos. El objetivo final de estudiar la Biblia no radica en adquirir un mayor conocimiento, por maravilloso que sea. El objetivo no es que dominemos la Palabra de Dios, sino que la Palabra de Dios nos domine a nosotros, que cambie nuestra vida y nuestra forma de pensar. Eso es lo que importa. Estar dispuestos a vivir la verdad que hemos aprendido significa estar dispuestos a someternos a esa verdad bíblica. Esta decisión a veces implica una lucha intensa, porque estamos librando una batalla sobre quién tendrá la supremacía en nuestro pensamiento y en nuestra vida. Y, al final, solo hay dos bandos para elegir.

Lee Filipenses 2:12 al 16. ¿Qué dicen estos versículos acerca de cómo debemos vivir?



Sí, Dios obra en nosotros, pero lo hace a través del Espíritu Santo, el único que nos da sabiduría para entender la Santa Biblia. Además, como seres hu-manos pecaminosos, a menudo nos oponemos a la verdad de Dios y, librados a nuestras propias maquinaciones, no obedeceríamos la Palabra de Dios (Rom. 1:25; Efe. 4:17, 18). Sin el Espíritu Santo, no hay aprecio por el mensaje de Dios. No hay esperanza, no hay confianza, no hay amor en respuesta. Mediante el Espíritu Santo, Dios en verdad “es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Fil. 2:13).
El Espíritu Santo es un maestro que desea guiarnos a una comprensión más profunda de las Escrituras y a una apreciación gozosa de la Palabra de Dios. Trae la verdad de la Palabra de Dios a nuestra atención y nos da nuevas ideas sobre esas verdades, para que nuestra vida se caracterice por la fide-lidad y una obediencia amante a la voluntad de Dios. “Nadie puede explicar la Biblia sin la ayuda del Espíritu Santo. Pero, cuando reciban la Palabra de Dios con corazón humilde y dócil, los ángeles de Dios estarán a su lado para impresionarlos con las evidencias de la verdad” (MS 1:493). De esta manera, las cosas espirituales se interpretan espiritualmente (1 Cor. 2:13, 14) y podemos seguir con alegría la Palabra de Dios “mañana tras mañana” (Isa. 50:4, 5).

■ Filipenses 2:16 dice que debemos “asirnos de la palabra de vida”. ¿Qué crees que significa eso? Y ¿cómo lo logramos? Ver además Deuteronomio 4:4, que enseña algo similar. ¿Cuál es nuestro papel en todo este proceso?



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