"Compartir nuestra experiencia" Miércoles 08 julio | Escuela Sabática

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En Hechos 26, encontramos al apóstol Pablo compareciendo como prisio-nero ante el rey Agripa. Aquí, hablando directamente con el rey, Pablo dio su propio testimonio personal, relatando no solo su vida como perseguidor de los seguidores de Jesús, sino también, después de su conversión, su vida como testigo de Jesús y la promesa de la resurrección de los muertos (Hech. 26:8).
Cuando Pablo se convirtió en el camino a Damasco, nuestro Señor le habló y le dijo: “Para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti” (26:16). Compartir nuestra fe es siempre una experiencia dinámica. Cuenta la historia de lo que Cristo ha hecho por nosotros en el pasado, lo que está haciendo en nuestra vida hoy y lo que logrará por nosotros en el futuro.
Testificar nunca se trata de nosotros. Siempre se trata de él. Él es el Dios que perdona nuestras iniquidades, sana todas nuestras dolencias, nos co-rona de favores y misericordias y nos sacia de bien (Sal. 103:3–5). Testificar es simplemente compartir nuestra historia de su asombrosa gracia. Es un testimonio de nuestro encuentro personal con este Dios de sublime gracia.

Lee 1 Juan 1:1 al 3 y compáralo con Gálatas 2:20. ¿Qué similitudes ves? ¿En qué se parece la experiencia de Juan a la de Pablo?



Aunque Juan y Pablo tuvieron experiencias de vida diferentes, ambos tu-vieron un encuentro personal con Jesús. Su experiencia con Jesús no ocurrió en un punto particular en el pasado y luego terminó. Fue una experiencia continua y diaria de regocijo en su amor y caminar a la luz de su verdad.
¿Es la conversión algo solo del pasado? Observa la declaración de Elena de White sobre aquellos que piensan que su experiencia de conversión pasada es lo único que importa: “¿Qué significa la conversión? Algunos piensan, cuando digo que deben convertirse: ‘¿Por qué no creen que sé algo sobre religión?’ Como si, al saber algo sobre religión una vez, no necesitaran ser convertidos diariamente; pero todos los días, cada uno de nosotros, deberíamos convertirnos” (Manuscript Releases, t. 4, p. 46).

■ Independientemente de cuáles hayan sido tus experiencias pasadas, incluso si son poderosas y dramáticas, ¿por qué es importante tener una relación con el Señor día a día, para sentir su realidad y su bondad y poder día a día? Lleva tu respuesta a la clase el sábado.

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