Para confiar en él
El Señor desea que tengáis valor. Animaos... Satanás trabaja por todas partes a fin de destruir la fe y sumir a la gente en la infelicidad.
Todas las bendiciones se derraman sobre aquellos que mantienen una unión vital con Jesucristo. Jesús no nos llama junto a sí sencillamente para refrigerarnos con su gracia y presencia por unas pocas horas, y para apartarnos después de su luz a fin de que caminemos lejos de él en tristeza y desánimo. No, no. Nos dice que debemos morar con él y él con nosotros.
Doquiera debe hacerse su obra, él está presente con su ternura, su amor y su compasión. Ha preparado para ti y para mí una morada en sí mismo. El es nuestro refugio. Nuestra experiencia debiera ampliarse y profundizarse. Jesús ha abierto toda la divina plenitud de su amor inexpresable... Acercaos a Dios. Animaos, tened fe y esperanza. Mi hermano y mi hermana en el Señor, tened buen ánimo. ¡Oh, cuán poco sabemos lo que nos espera! Debiéramos entregarnos enteramente a Jesús, pertenecerle del todo, y entonces decirle: “No se haga mi voluntad, sino la tuya”... Tenéis el tierno amor y la compasión de vuestro Salvador. Miradlo siempre. Confiad en él continuamente y no dudéis de su amor. Conoce todas nuestras debilidades y lo que necesitamos. Nos dará gracia suficiente para cada día. Mirad sólo a Jesús continuamente y tened buen ánimo.
En la fe genuina hay una alegía, un principio firme que ni el tiempo ni el uso pueden debilitar.
Fuente: EGW Writings