¿Debo cuidar la salud? | Una meta que alcanzar Cuidar la salud, la meta de todo cristiano, Segunda venida, cual es la meta a alcanzar, existe una meta, como debo guardar mi cuerpo, como cuidar mi cuerpo, norma elevada, es posible alcanzar la norma de Dios, condiciones para encontrarme con Dios, vivir la verdad, reforma sanitaria, reforma prosalud, cuidar la verdad predicada, como vivir la verdad, que es la reforma sanitaria, comer carne, es bueno comer carne, es necesario dejar de comer carne, beneficios de no comer carne, es importante no comer carne, como dominar el apetito, tentación del apetito, hay esclavos del apetito, desobediencia, porque hay muerte, tentaciones, cual es el plan original de Dios, productos naturales, consumo de carne, régimen alimentario.

Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir. 1 Pedro 1:15. Donde el corazón está purificado y refinado, y está listo para la morada interior del Espíritu Santo, la lengua será santificada para gloria de Dios... Podéis rodear vuestra alma con una atmósfera semejante a las brisas del Edén celestial. Abrid vuestro corazón al Señor Jesús. Guardad vuestra lengua. No dejéis que vuestra lengua corra al azar entre chistes y bromas. Esto significa que vuestro corazón necesita ser purificado de su contaminación. Educaos para que vuestro rostro sea lo más placentero posible, y poned toda la dulzura y la melodía posibles en vuestra voz. La voz y la lengua son dones de Dios, y si se los usa correctamente, son un poder en favor de Dios. Las palabras significan mucho. Pueden expresar amor, devoción, alabanza, melodía a Dios, u odio y venganza. Las palabras revelarán los sentimientos del corazón. Pueden ser sabor de vida para vida o de

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Nuestra vida tiende a ser agitada, y llena de tensión y estrés. A veces tenemos que trabajar mucho, solo para sobrevivir y poner comida en la mesa. Otras veces, incluso cuando tenemos cubiertas las necesidades bá-sicas de la vida, nos atosigamos porque queremos cada vez más. Queremos las cosas que creemos que nos harán sentir felices y realizados. Pero, como nos advierte Salomón en el libro de Eclesiastés, eso no siempre es así. Cualquiera que sea la razón, quizás estemos tremendamente ocupados en nuestra vida, por lo que es muy fácil desplazar a Dios en medio del aje-treo. No es que no creamos en él, sino que simplemente no pasamos tiempo de calidad leyendo, orando y acercándonos al Señor “en cuya mano está tu vida” (Dan. 5:23). Podemos estar demasiado distraídos con otras cosas como para pasar tiempo de calidad con Dios. Todos necesitamos momentos en los que deliberadamente reduzcamos la velocidad para encontrarnos con el que es nuestro Salvador, Jesús. ¿Cómo puede hablarnos el E