A Menudo Estuvo Solo
He pisado yo solo el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo. Isaías 63:3. ¡Qué apoyo habría encontrado Jesús en sus parientes terrenales si hubiesen creído en él como enviado del cielo y hubiesen cooperado con él en hacer la obra de Dios! Su incredulidad echó una sombra sobre la vida terrenal de Jesús. Era parte de la amargura de aquella copa de desgracia que él bebió por nosotros... Con su poca visión, no podían comprender del todo la misión que había venido a cumplir, y por lo tanto no podían simpatizar con él en sus pruebas. Sus palabras groseras y carentes de aprecio demostraban que no tenían verdadera percepción de su carácter, y que no discernían cómo lo divino se fusionaba con lo humano. Le veían con frecuencia lleno de pesar; pero en vez de consolarle, el espíritu que manifestaban y las palabras que pronunciaban no hacían sino herir su corazón... Estas cosas hacían muy espinosa la senda de Jesús. Tanto se condolía Cristo de la mala comprensión que había en su p